¿EXISTE UNA FELICIDAD VERDADERA Y UNA FALSA?

El Eudemonismo es una doctrina ética cuya teoría principal es la felicidad. El nombre de dicha corriente viene de la palabra eudemonia que en griego significa felicidad. Lo que busca el Eudemonismo como ya he mencionado, es alcanzar la felicidad ,y para ello es necesario realizar el ejercicio de nuestras buenas virtudes.

Dentro de esta corriente existen dos tipos de Eudemonismo que llevan a conseguir la llamada verdadera felicidad. El primer tipo es la teleología, que basa la bondad o maldad de las acciones en las consecuencias. El segundo tipo es el deontológico que dice que la acción debe ser analizada por sí misma al margen de las consecuencias. 
 El principal autor de esta teoría es Aristóteles quien considera que como consecuencia de la acción consigo la felicidad, así entonces, la acción es correcta. La llamada felicidad verdadera. Por el contrario si la acción es incorrecta no me hace feliz. 
Según Aristóteles, hay una vida contemplativa en la que la máxima felicidad es estar pensando todo el tiempo en  la Filosofía.  

Pero dice Aristóteles que también existe una felicidad falsa, que obedece a un imperativo categórico que habla sobre cuál  es el deber. El mejor ejemplo para explicarlo es el del ladrón. Este ejemplo está basado en la situación en la que una persona roba. Esta persona, es un ladrón, y cree tener la felicidad cuando obtiene su recompensa ya sea dinero o cualquier otra cosa. Está en un estado de felicidad, pero le llegan las consecuencias por sus malas acciones/comportamientos que a él le han dado inicialmente su felicidad pero va a la cárcel. Es ahora cuando esa felicidad inicial desaparece y se convierte en una situación completamente desagradable para él. 

Aristóteles deja un mensaje claro, siempre tenemos que pensar en las consecuencias de nuestras acciones si queremos alcanzar la felicidad verdadera.


Gran parte de la información presentada sobre el tema la he sacado de los apuntes que tengo de las clases de Filosofía. 

Siempre que comenzamos una clase, repasamos todo lo visto sobre ese tema en días anteriores. Eso es algo muy útil ya que si por ejemplo hace tres días que no tienes clase de Filosofía y no te lo has estado mirando para llevarlo al día, (lo que sucede en la mayoría de casos) lo más normal es que ya no te acuerdes, por lo tanto si el profesor comienza la clase sin repasarlo pierdes el hilo. 

También algo que destacar es que si no has entendido algo de lo que ha explicado, te lo repetirá las veces que haga falta siempre y cuando él note que le prestas atención y que su explicación no es en vano. Sus explicaciones suelen ser bastante buenas y fáciles de entender, ya que las acompaña de ejemplos con los que es mucho más sencillo seguir la explicación. 

Cuando pone dichos ejemplos, nos hace formar parte de ellos estando así atentos durante la explicación. Es difícil distraerte, y si lo haces, te hace protagonista llamándote la atención y haciendo que todos tus compañeros dirijan su atención hacia ti. Si no te gusta que eso ocurra, lo mejor es no distraerse ni hacer cosas que distraigan al profesor. 

En resumen, hay pocas cosas malas que decir sobre el normal desarrollo de las clases. Por lo general, independientemente de que apruebes o suspendas, las clases están muy bien planteadas y son muy didácticas.





FELICIDAD AHORA, ¿Y LUEGO?


 


























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